jueves, junio 24

Cuento Inconcluso 5: Señor Tuttle

- Señor Tuttle, aun quedan unos datos -
- Ah perdón. Dígame
- ¿Nacionalidad?
- Europea
- ¿Idiomas?
- Él... principal
- ¿Cuáles son los motivos de su estudio?
- Eh... -pensó durante un momento que decir- investigo modelos mitológicos primitivos.
- Muy bien - dijo mientras tecleaba los datos -. Espere un momento a que se procese la información...
Tuttle se sentó y esperó durante apenas un minuto, estudiando la habitación. Estaba nervioso, como cualquier persona que accedía a la Base de Datos Internacional. No todo el mundo puede investigar esos datos. Complicados estudios psicológicos servían de filtro para controlar el acceso a la información, y después del análisis, un exhaustivo control en secreto del individuo determinaría que durante el tiempo de investigación no hubiera fugas de información no autorizada a terceras personas.
- Señor Tuttle - llamó el coordinador
Tuttle se puso de pie sobresaltado ante la rapidez del proceso y se acercó a la mesa
- Tiene usted acceso a las secciones 3b, 3c y 5a- dijo el coordinador entregándole una tarjeta -. En esas secciones encontrará todo el material adecuado a sus investigaciones. Si tiene alguna duda o problema acuda a la sección HDI. Eso es todo, gracias.

Los pasos de Tuttle a través de las escaleras resonaron más que nunca. La noche había caído horas antes, y un silencio preocupante minaba todo el edificio. Tuttle se ajustó el sombrero y siguió subiendo. Los motivos para temer eran muchos. Sabía que controlarían todo lo que él viera y leyera. Nunca dejaban que nadie supiera más de la cuenta.


Cuando el primer ciclo de datos llegó a las manos de Tuttle, nunca podría haber imaginado que la clave de sus investigaciones se hallaría precisamente en ese primer paquete. La primera vez que se conectó los transmisores a la cabeza y se sumergió a buscar información a través de los neurotransmisores, se percató de realmente lo que estaba haciendo y hasta donde podía llegar. A pesar de este primer éxito parcial en su búsqueda hay que decir que lo que Tuttle encontró navegando por aquellos datos de mitología jamás hubiera bastado para satisfacer a cualquier otro investigador, pero para Tuttle era suficiente. Todas las piezas comenzaban a encajar.
La noche era oscura y lluviosa. Tuttle volvió a levantarse sobresaltado, empapado de sudor. El sonido de la lluvia le hizo creer de nuevo en un sueño que nunca se acababa. Al acercarse a su escritorio, una pequeña esfera del tamaño de una pelota de tenis, se acercó flotando hasta colocarse a un metro por encima de la mesa, desprendiendo una tenue luz amarillenta.

" Esta noche he vuelto a escucharlo. Jamás conseguiré olvidar ese ruido que me asalta nada más cerrar los ojos. Ni siquiera los tranquilizantes me ayudan a conciliar más de tres horas de sueño. Cierro los ojos y empieza... Al principio era como un sonido empalagoso de pasos lejanos, pero ahora, cada noche, cada vez que investigo más, los escucho más cerca y más numerosos. Pues hoy ha sido peor... hay uno nuevo. Ahora no solo son esos terribles gorgoteos empalagosos, sino que también hay un reptil. Escucho su bípeda lengua muy cerca y no sé... no creo que pueda seguir aguantando.
Mañana tengo una revisión de los Archivos Centrales y no puedo permitir que me quiten de mis investigaciones. Tengo que aguantar."


Parece que ni siquiera al hombre de inteligencia superior se le ocurre pensar que unos mitos tan primitivos puedan sobrevivir en la actualidad. Tuttle investigaba los mitos de un semidiós acuático, el Gran Kthulhu, y jamás se le hubiera ocurrido pensar en su existencia real si no fuera por la estatuilla que apareció moldeada torpemente en su habitación al despertarse. Su terror inicial se incrementó al ver que sus manos estaban resecas y manchadas de arcilla.
Tras la aparición de la torpe representación del Gran Kthulhu, Tuttle dedicó todos sus esfuerzos a la investigación de esta peculiar mitología, que le atacaba en sueños e invadía su mente con extraños sonidos y plegarías. Iä Cthulhu!
A mediados del mes de marzo, Tuttle encontró la pista que le faltaba; una vaga referencia de Cthulhu que remitía a las famosas secciones 13b y 15v: las secciones privadas del Gobierno Central, el sitio más restringido de la Base de Datos. Rápidamente se acordó de su época de estudios, cuando un profesor y él descubrieron como pasar el cortafuegos inicial... algo con lo que lo localizarían seguro, pero que le daría tiempo a extraer la información. Ya lo intentaría.

Los rituales asociados a esta mitología eran realizados usualmente en claros de bosques, utilizando pequeñas representaciones del semidiós acuático o de otros primigenios importantes. Hay que señalar que en esta mitología no solo existía el Gran Kthulhu, sino que a su vez, había representaciones de casi todos los elementos por seres sobrenaturales. Por citar un ejemplo podemos hablar del Wendigo, traducido "Aquel Que Camina Sobre El Viento" representa, claro está, al aire.
Según los archivos, hacía muchos años que no se detectaba ningún ritual con aquellas características, a excepción de este mismo año. Increíblemente, durante los tres primeros meses, se detectaron cerca una veintena de estos rituales por todo el mundo; alguno de ellos incluso en lo alto de un rascacielos. Las fotos que mostraron las estatuillas a Tuttle le sorprendieron aun más, pues eran exactamente como la que él moldeó inconscientemente aquella noche. Para Tuttle aquello no dejaba de sonar a fantasía y ¿porqué no?. Estaba harto de escuchar noticias de drogas psicológicas que se administraban para hacer creer a la gente lo que otros querían. Incluso se utilizaba para gastar bromas pesadas entre amigos.

El día anterior a su desaparición, Tuttle había dejado claro entre sus amigos que la mayor diferencia entre conocer y ser conocido es el equilibrio que soporta la vida, el planeta y a todo el universo. Durante más de dos mil años el hombre había logrado colonizar otros satélites, planetas y demás formas de vida inteligentes y es por eso que sus amigos no sé extrañaron cuando Tuttle decidió hibernarse durante 100 años. La mañana antes de partir ocurrió un gran terremoto en la zona oeste de la ciudad, sin duda un mal presagio de que algo podía ocurrir. Evidentemente, Tuttle no podía haber logrado este privilegio de Hibernación si no fuera por sus estudios y trabajos con el centro espacial europeo, y desde entonces, debido a sus diseños bicromáticos había logrado concebir varios modelos de hibernadores fabricados en serie para transportes espaciales con cargamento vivo, y en uno de estos vehículos, se integró él.

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