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martes, junio 18

La extraña desaparición de Agatha Christie

Todo el mundo conoce a la famosa escritora de misterio y suspense Agatha Christie. Con 4000 millones de novelas vendidas en 103 idiomas y muchas de sus obras llevadas al teatro y el cine, sus historias y personajes como el detective belga Hércules Poirot o la investigadora aficionada Miss Marple forman parte de la cultura popular. Agatha Christie (de verdadero nombre Agatha Mary Clarissa Miller) nació en 1890 y falleció 1976, publicando un total de 83 novelas. Pero a pesar de su fama poca gente sabe que vivió un suceso digno de aparecer en uno de sus relatos: en 1926, la escritora desapareció durante 11 días sin que nadie supiera nunca donde estuvo ni que hizo.

La famosa escritora de suspense Agatha Christie desapareció 11 días en 1926
- Foto vía The Guardian -

lunes, abril 26

Alice Liddell

Alice Pleasance Liddell Hargreaves Taylor. Quizás por ese nombre no le suene a nadie, pero si digo que se trata de la Alicia que inspiró "Alicia en el Pais de las Maravillas" seguro que la cosa cambia y se torna más interesante.


Alice Liddell - Foto vía Wikipedia
Vamos a centrarnos: Era un caluroso 4 de julio del año 1862. Charles Lutwidge Dodgson (alias Lewis Carroll) fue a dar un paseo en barco por el Tamesis acompañado por el reverendo Robinson Duckworth, y por las tres hermanas Liddell: Lorina Charlotte, Alice y Edith, de trece, diez y ocho años respectivamente. Charles era amigo intimo de la familia Lidell. El viaje por el río había comenzado en el Puente Folly (cerca de Oxford) y recorrería unos ocho kilómetros, hasta Godstow, antes de volver a Christ Church, en Oxford. Pero como hacia tanta calor, tuvieron que refugiarse en la orilla del río, a la sombra de unos almiares. Allí, y para pasar el tiempo, Dodgson contó a las niñas una serie de historias disparatadas, que llamó "Las aventuras subterráneas de Alicia". Charles improvisó la narración, que entusiasmó a las niñas, especialmente a Alice de sólo 10 añitos. Un año y medio después, en las navidades de 1863, Alice recibió como regalo de navidad la primera versión manuscrita e ilustrada por el propio Charles de Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas.


Alice Liddell tuvo una vida plena y larga. Tuvo 3 hijos con su esposo Reginald Gervis Hargreaves, que falleció en 1926. Dos de sus hijos murieron en la primera guerra mundial (1915 y 1916), sobreviviendole sólo el menor de ellos, Caryl.
Alice Liddell murió el 15 de noviembre de 1934, a la edad de 82 años. Falleció exactamente 72 años, 4 meses y 7 días  después de aquel caluroso paseo en barco donde se gestó unos de los mejores libros de la literatura infantil de la historia. Excasamente dos años antes (1932) había viajado a EEUU invitada por la Universidad de Columbia a diversos actos conmemorativos, que incluyeron un doctorado honoris causa para la propia Alice.


Su hijo Caryl Liddell se casó con Madeleine Hanbury-Tracy en 1929 y murió en 1955. Tuvo 2 hijas y un hijo. La menor de los tres, Zoë Cecilia, murió en el año 2007.


martes, febrero 24

Cuéntanos tus cuentos II (Año 95/96)

Por primera vez en internet el ejemplar íntegro de la II Edición del Concurso de cuentos y poesía "Cuéntanos tus cuentos" del I.F.P. Torre de los Herberos (Dos Hermanas, Sevilla) curso 95/96.

Los alumnos autores y ganadores de los relatos y poemas son: Pablo Beret Grande, Rafael Alejandro Rubio Coronil, Carolina Romero Bravo y Rafael López Vergara.
Escribe el prólogo el profesor Jesús Mejías (ex profesor mio de lengua), imprime y diseña Imprenta Azahar y produce el I.F.P. Torre de los Herberos.

Lista de poemas:

- Poemas de amor a Susana, de Pablo Beret Grande.
- Maldito olvido, de Rafael Alejandro Rubio Coronil.
- Sin título, de Carolina Romero Bravo.

Lista de relatos:

- Dulces sueños, de Rafael Alejandro Rubio Coronil.
- Ars Amandi, de Pablo Beret Grande.
- El dios de los Dragones, de Rafael López Vergara.































Puedes ver el documento completo en PDF aquí: http://issuu.com/kneeplay/docs/cu_ntanos_tus_cuentos_1995_96

miércoles, marzo 19

Muere Sir Arthur C. Clarke


El escritor británico de ciencia ficción Sir Arthur C. Clarke, autor de '2001: Una odisea en el espacio', ha fallecido en Sri Lanka a los 90 años de edad de un ataque cardiorrespiratorio, según informó hoy su secretario personal, Rohan de Silva.

Autor de más de 80 libros y de cientos de narraciones cortas y artículos a lo largo de siete décadas de trabajo, nació en 1917 en Somerset. Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió como especialista de radares en la Royal Air Force y tras la contienda se involucró en la Sociedad Interplanetaria Británica.

Su celebridad se debe sobre todo a su novela '2001: Una odisea en el espacio', que el director de cine Stanley Kubrick llevó a la pantalla en 1968.
En los años cuarenta anunció que el hombre llegaría a la Luna alrededor del año 2000, una predicción que fue despreciada por los expertos. Cuando Neil Armstrong aterrizó en el satélite en 1969, el Gobierno de Estados Unidos declaró que Clarke "aportó el empuje intelectual sustancial que nos hizo llegar a la Luna."

El pasado mes de diciembre, cuando celebró su "nonagésima órbita alrededor del sol", lamentó ante sus amigos que no haya visto ninguna evidencia de vida extraterrestre a lo largo de sus 90 años de existencia. También pido tres deseos por su cumpleaños: que los extraterrestres se manifiesten, que los hombres den una patada a sus hábitos relacionados con el petróleo y que Sri Lanka alcance la paz.

Fuente: http://www.europapress.es/00126/20080319000336/muere-escritor-arthur-clarke-autor-2001-odisea-espacio.html



viernes, noviembre 23

Blade Runner

Aprovechando el 25 aniversario del estreno de Blade Runner, han sacado una edición especial de coleccionistas con un nuevo montaje de la película al gusto del director, Ridley Scott. Aprovechando esto, han puesto la película en 7 cines en España y tan sólo durante una semana. Ayer fui uno de los privilegiados en ver Blade Runner en un cine.



Yo... he visto cosas que vosotros no creeríais... atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.

domingo, diciembre 10

Static dream

lunes, julio 18

Yukio Mishima

Se suele decir que Mishima ha sido el más grande escritor japonés de su generación. No recibió el Premio Nobel, pero indudablemente tuvo una fama más amplia que Kawabata que sí lo obtuvo y que fue su descubridor. Los editores sabían que cada novela de Mishima iba a ser un éxito de ventas y los propietarios de salas de teatro e incluso de Cabaret hubieran dado varios años de su vida para que Mishima trabajara en ellos, ya fuera interpretando, escribiendo el libreto o simplemente estando presente en el local. Tal era la fama de Mishima en el Japón...

Yukio Mishima
Su fama llegó a Europa poco después de su muerte. Hasta entonces fue un ilustre desconocido, incluso en los ambientes más conocedores de la literatura. El 26 de noviembre de 1970, los más grandes rotativos nacionales publicaron la foto de Mishima encaramado en el balcón de un cuartel del ejército japonés. Minutos después de aquella foto, se haría el hara-kiri. No era la primera tentativa de suicidio del escritor japonés; cuando era un desconocido, en los últimos años de la Segunda Guerra Mundial, enrolado voluntario en las escuadrillas "kamikazes", debía haberse estrellado contra algún barco americano si no hubiera sido porque una gripe de última hora le impidió morir por el emperador.

Mishima era un tipo sumamente extravagante en su proyección exterior; famoso escritor, candidato al Premio Nobel de Literatura, exhibicionista, atleta, director teatral, actor de cine, teatro, televisión y cabaret, escritor de una exhuberante prodigalidad, investigador de las inmemoriales tradiciones imperiales japonesas, coleccionista de espadas samurais y un largo etc., tales son los atributos que deben ir necesariamente unidos al nombre de Mishima. Sus doscientos cuarenta y cuatro volúmenes de gran calidad literaria atestiguan su personalidad. En España Barral y Caralt han editado algunos textos de los cuales, sin duda alguna, el más brillante de todos es "Caballos Desbocados".

Los escándalos de Mishima hicieron furor en el Japón de los años 50-60. No reparaba en besar a un travestí en una escena de cabaret para acto seguido cumplir con sus deberes de padre de familia; consideraba uno de sus momentos más felices el que una enciclopedia reclamara una foto suya para acompañar el vocablo "culturismo" y con la misma facilidad demandaba a otra revista que publicó sin permiso "una foto en la que parecía menos hercúleo". Hombre extremadamente controvertido, contradictorio, lo menos que puede decirse de él es que seguía la fórmula extremo oriental de "cabalgar al tigre", participando en la vida cotidiana y no como uno más, sino como una figura que atraía la atención, pero que en medio de sus excentricidades mantenía una sólida y tradicional visión del mundo. Algo más que imposible. Se puede decir que sus obras, y en especial "Caballos Desbocados", representaban la válvula de escape que Mishima tenía frente al Japon occidentalizado. Pero esta contradicción entre un "hombre tradicional" en su interior y un exhibicionista y genial literato en su aspecto público no podían durar mucho tiempo.
Justo mientras estaba escribiendo las páginas de "Caballos Desbocados", concibe la idea de formar el "Tateno kai", la "Sociedad del Escudo". Esta asociación era bastante más que una mera agrupación de extrema-derecha, de las que se pueden contabilizar en el Japón no menos de 500. Concebida como "el escudo que debía proteger al Japón, y especialmente al Emperador, de la embestida occidental" (de lo que de burgués, consumista y antitradicional tiene "lo occidental"), se podía asemejar a una orden mística y combatiente. Sus miembros, instruidos en las artes marciales, tenían una composición social interclasista. Quienes entraban en ella dejaban de pertenecer al mundo de lo contingente, dedicaban su tiempo a la práctica de las artes marciales y a dialogar con Mishima. El "Tate no kai" estaba concebida como una estructura de choque: su actuación primera sería también la última: su debut, una despedida. Mishikma pensó en quemar, inicialmente, a su medio centenar de hombres luchando con las manos desnudas contra los estudiantes del Zenkaguren (movimiento estudiantil de ultraizquierda japonés). Dicho enfrentamiento supondría la muerte de todos ellos aplastados por la orda izquierdista y obligaría a los militares a actuar, restableciendo el código del honor japonés y aboliendo las costumbres occidentales. Pero al producirse en 1969 una de las más gigantescas y violentas manifestaciones izquierdistas, y ser disuelta por los antidisturbios sin producirse ni una sola víctima, comprendieron que tal proyecto dejaba de tener interés: el emperador no estaba indefenso, tenía los "grises" locales. La acción derminativa debía ser otra.

Hasta llegar el 26 de noviembre de 1970, su tarea literaria había sido extraordinariamente pródiga, como hemos dicho. Tocó todos los temas que un autor puede tocar. Su genio parecía no tener límites y tan pronto escribía e interpretaba un libreto para café-teatro, no precisamente muy moralista, como concebía, escribía y dirigía una pieza nô o un kabuki (géneros típicamente japoneses). Tan pronto actuaba en el teatro intepretando obras de Mohére como en el papel de protagonista en su película "El rito del amor y de la muerte", película que terminaba con el hara-kiri del mismo Mishima en una escenificación perfecta de lo que luego sería su suicidio ritual en el despacho del general Morita. La poesía japonesa no tenía secretos para él, la novelística era su especialidad y, dentro de este género, la novela síntesis de las tradiciones japonesas fue su constante. La trilogía "Sed de amor", "Nieve de primavera" y "Caballos desbocados" son buenas muestras de cómo una novela estéticamente, perfecta, sea cual sea su ambientación, es asequible al público de cualquier latitud, aun a pesar de la localización geográfica de la trama. Si así ocurre con "El Quijote" o con el teatro de Shakespeare, otro tanto se puede decir de la producción de Mishima.

Pero la vida de Mishima se deslizaba rápidamente por la pendiente. La exposición-homenaje, que curiosamente se auto organizó en unos grandes almacenes de Tokio, fue un gran éxito. Allí estaban expuestas la totalidad de las ediciones de su obras, las fotografías por él más queridas (Mishima consideraba que mediante la cámara fotográfica el cuerpo podía apurar sus posibilidades hasta el límite) y en un puesto privilegiado la misma espada samurai que dos semanas después le acompañaría al despacho del general Morita, Aquella exposición revistió los caracteres de una despedida, pero sólo Mishima y los tres camaradas de la "Sociedad del Escudo" que habían sido seleccionados para protagonizar el "incidente" lo sabían.

Aquel día de diciembre del 70, cuando en España las turbulencias desatadas por el proceso de Burgos apenas dejaban espacio para noticias de otro tipo que no fueran las relacionadas con el orden público, Yukio Mishima "tuvo el placer de morir", demostró ser el último samurai. Japón se sorprendió de que el gesto de Mishima fuera comprendido y acogido por la joven generación. Su ejemplo debía de servir para algo.

[Extraido de Wikipedia]

lunes, agosto 16

Por tres cochinos minutos

A ver si consigo que me leas con atención, Fulano o como te llames. Porque hace poco me mataste a un amigo. Y digo amigo, porque lo era. De verdad. No le había visto la cara nunca, pero eso no importa. Lo era, repito. Leía mis libros, y también esta página cada semana. Tenía 28 años, era bien parecido, deportista, corría diez kilómetros cada día. Buena pinta, sano y fuerte. Además era un tipo noble, sencillo, derecho, con sentido del honor como los de antes, con palabra, apretón de manos franco, y todo eso. Con sentido del humor, además, lo que era un regalo, un don de la existencia para quienes estaban con él. Había aprendido a disfrutar de la vida con dignidad y con decencia. Hay gente que vive noventa tacos de almanaque y nunca llega a ser tan sabia y lúcida como lo era él. Amaba el mar, como yo. Tenía una familia, una novia, unos amigos. Tenía una perra que ahora lo busca con ojos leales y tristes, moviendo el rabo esperanzada cada vez que alguien roza la puerta. Tenía un futuro. Si tú se lo hubieras permitido, habría llegado a ser un tipo de esos que hacen el mundo soportable, en vez de una cloaca sucia y oscura, a merced de irresponsables como tú.
También tenía una moto, aunque no era uno de los que van haciendo el cimbel como suicidas prematuros. Aquella mañana circulaba despacio, cerca de la playa, con el casco puesto y guardando las precauciones adecuadas. Y ése fue el momento que elegiste, maldita sea tu estampa, para salir con el coche de la gasolinera a toda velocidad, saltándote tres carriles antes de girar en dirección prohibida, a fin de ahorrarte los cien metros hasta el siguiente cambio de sentido. Llevabas a tu mujer y a tu hijo en el coche, y aun así hiciste esa pirula. Te jugaste tu vida y la de ellos por ganar tres minutos, y arrancaste de cuajo la de otro. Le diste de lleno, clac. Moto y motorista a tomar por saco. Doce días en coma, luchando entre la vida y la muerte. Y luego, ya sabes. Como esos aparatitos de las películas: la línea recta en el monitor. Piiiii. Pero no era una película, sino la vida de un joven lleno de sueños y esperanzas. Por usar un lenguaje de cine y que lo entiendas, cretino: cuando matas a alguien le quitas todo lo que tiene y todo lo que podría llegar a tener.
Por supuesto, ahora estás en la calle, tan campante. Los miserables como tú no van a la cárcel. Ignoro exactamente qué te cayó, si es que fue algo además de tres meses sin permiso de conducir. Si la gentuza de tu calaña fuera al talego cada vez que despacha a alguien, las cárceles iban a parecer el camarote de los hermanos Marx. No hay más que veros pasar al volante, inconscientes, letales, a toda leche, creyéndoos inmortales. Seguros, como fue tu caso, de que si alguien palma, será otro. Así que imagino que a estas alturas ya estarás conduciendo de nuevo, como si nada. Los jueces son comprensivos en esto, por lo general; y en cierta forma toco madera, porque la vida da muchas vueltas y nunca se sabe. Ignoro si un día seré yo quien tenga que verse ante un juez. Pero tales son las contradicciones de la vida. Además, lo mío es sólo una hipótesis: no suelo ahorrarme esos cien metros hasta el cambio de sentido, ni me salto los carriles de tres en tres, ni circulo como un majara. Lo tuyo es una realidad: estoy hablando de ti y de tu caso. No tengo toda la información, pero sí la sospecha de que, en vez de prohibirte conducir durante el resto de tu vida, o mandarte un año a trabajar, por ejemplo, al hospital de tetrapléjicos de Toledo, ayudando a gente a la que otros como tú jodieron la vida, supongo que la Justicia, benévola, habrá permitido que te redimas con el pago de una multa. Es lo que suele. Y ahora ni remordimientos tienes, ¿verdad? Parece mentira la capacidad de supervivencia y egoísmo del ser humano. Cómo nos convencemos a nosotros mismos de que la mala suerte, el destino, etcétera, tuvieron la culpa. Al final siempre resultamos asquerosamente inocentes. De todo. Y quién te ha visto y quién te ve. Quién reconocería ahora en ti al lloroso mierdecilla que se justificaba ante los guardias, desolado, frente al cuerpo tirado en el suelo, aquel día de la gasolinera. Pasa el tiempo, y nos justificamos, y si los dolores propios terminan diluyéndose en el recuerdo, para qué decir de los dolores ajenos.
Por eso escribo hoy esta página. Para recordártelo. Para contar que me arrebataste a un amigo al que nunca llegué a conocer. Para decirte que ojalá revientes. Cabrón.

Arturo Pérez-Reverte. Artículo en El Semanal, 15 de agosto de 2004.

jueves, junio 24

Cuento Inconcluso 5: Señor Tuttle

- Señor Tuttle, aun quedan unos datos -
- Ah perdón. Dígame
- ¿Nacionalidad?
- Europea
- ¿Idiomas?
- Él... principal
- ¿Cuáles son los motivos de su estudio?
- Eh... -pensó durante un momento que decir- investigo modelos mitológicos primitivos.
- Muy bien - dijo mientras tecleaba los datos -. Espere un momento a que se procese la información...
Tuttle se sentó y esperó durante apenas un minuto, estudiando la habitación. Estaba nervioso, como cualquier persona que accedía a la Base de Datos Internacional. No todo el mundo puede investigar esos datos. Complicados estudios psicológicos servían de filtro para controlar el acceso a la información, y después del análisis, un exhaustivo control en secreto del individuo determinaría que durante el tiempo de investigación no hubiera fugas de información no autorizada a terceras personas.
- Señor Tuttle - llamó el coordinador
Tuttle se puso de pie sobresaltado ante la rapidez del proceso y se acercó a la mesa
- Tiene usted acceso a las secciones 3b, 3c y 5a- dijo el coordinador entregándole una tarjeta -. En esas secciones encontrará todo el material adecuado a sus investigaciones. Si tiene alguna duda o problema acuda a la sección HDI. Eso es todo, gracias.

Los pasos de Tuttle a través de las escaleras resonaron más que nunca. La noche había caído horas antes, y un silencio preocupante minaba todo el edificio. Tuttle se ajustó el sombrero y siguió subiendo. Los motivos para temer eran muchos. Sabía que controlarían todo lo que él viera y leyera. Nunca dejaban que nadie supiera más de la cuenta.


Cuando el primer ciclo de datos llegó a las manos de Tuttle, nunca podría haber imaginado que la clave de sus investigaciones se hallaría precisamente en ese primer paquete. La primera vez que se conectó los transmisores a la cabeza y se sumergió a buscar información a través de los neurotransmisores, se percató de realmente lo que estaba haciendo y hasta donde podía llegar. A pesar de este primer éxito parcial en su búsqueda hay que decir que lo que Tuttle encontró navegando por aquellos datos de mitología jamás hubiera bastado para satisfacer a cualquier otro investigador, pero para Tuttle era suficiente. Todas las piezas comenzaban a encajar.
La noche era oscura y lluviosa. Tuttle volvió a levantarse sobresaltado, empapado de sudor. El sonido de la lluvia le hizo creer de nuevo en un sueño que nunca se acababa. Al acercarse a su escritorio, una pequeña esfera del tamaño de una pelota de tenis, se acercó flotando hasta colocarse a un metro por encima de la mesa, desprendiendo una tenue luz amarillenta.

" Esta noche he vuelto a escucharlo. Jamás conseguiré olvidar ese ruido que me asalta nada más cerrar los ojos. Ni siquiera los tranquilizantes me ayudan a conciliar más de tres horas de sueño. Cierro los ojos y empieza... Al principio era como un sonido empalagoso de pasos lejanos, pero ahora, cada noche, cada vez que investigo más, los escucho más cerca y más numerosos. Pues hoy ha sido peor... hay uno nuevo. Ahora no solo son esos terribles gorgoteos empalagosos, sino que también hay un reptil. Escucho su bípeda lengua muy cerca y no sé... no creo que pueda seguir aguantando.
Mañana tengo una revisión de los Archivos Centrales y no puedo permitir que me quiten de mis investigaciones. Tengo que aguantar."


Parece que ni siquiera al hombre de inteligencia superior se le ocurre pensar que unos mitos tan primitivos puedan sobrevivir en la actualidad. Tuttle investigaba los mitos de un semidiós acuático, el Gran Kthulhu, y jamás se le hubiera ocurrido pensar en su existencia real si no fuera por la estatuilla que apareció moldeada torpemente en su habitación al despertarse. Su terror inicial se incrementó al ver que sus manos estaban resecas y manchadas de arcilla.
Tras la aparición de la torpe representación del Gran Kthulhu, Tuttle dedicó todos sus esfuerzos a la investigación de esta peculiar mitología, que le atacaba en sueños e invadía su mente con extraños sonidos y plegarías. Iä Cthulhu!
A mediados del mes de marzo, Tuttle encontró la pista que le faltaba; una vaga referencia de Cthulhu que remitía a las famosas secciones 13b y 15v: las secciones privadas del Gobierno Central, el sitio más restringido de la Base de Datos. Rápidamente se acordó de su época de estudios, cuando un profesor y él descubrieron como pasar el cortafuegos inicial... algo con lo que lo localizarían seguro, pero que le daría tiempo a extraer la información. Ya lo intentaría.

Los rituales asociados a esta mitología eran realizados usualmente en claros de bosques, utilizando pequeñas representaciones del semidiós acuático o de otros primigenios importantes. Hay que señalar que en esta mitología no solo existía el Gran Kthulhu, sino que a su vez, había representaciones de casi todos los elementos por seres sobrenaturales. Por citar un ejemplo podemos hablar del Wendigo, traducido "Aquel Que Camina Sobre El Viento" representa, claro está, al aire.
Según los archivos, hacía muchos años que no se detectaba ningún ritual con aquellas características, a excepción de este mismo año. Increíblemente, durante los tres primeros meses, se detectaron cerca una veintena de estos rituales por todo el mundo; alguno de ellos incluso en lo alto de un rascacielos. Las fotos que mostraron las estatuillas a Tuttle le sorprendieron aun más, pues eran exactamente como la que él moldeó inconscientemente aquella noche. Para Tuttle aquello no dejaba de sonar a fantasía y ¿porqué no?. Estaba harto de escuchar noticias de drogas psicológicas que se administraban para hacer creer a la gente lo que otros querían. Incluso se utilizaba para gastar bromas pesadas entre amigos.

El día anterior a su desaparición, Tuttle había dejado claro entre sus amigos que la mayor diferencia entre conocer y ser conocido es el equilibrio que soporta la vida, el planeta y a todo el universo. Durante más de dos mil años el hombre había logrado colonizar otros satélites, planetas y demás formas de vida inteligentes y es por eso que sus amigos no sé extrañaron cuando Tuttle decidió hibernarse durante 100 años. La mañana antes de partir ocurrió un gran terremoto en la zona oeste de la ciudad, sin duda un mal presagio de que algo podía ocurrir. Evidentemente, Tuttle no podía haber logrado este privilegio de Hibernación si no fuera por sus estudios y trabajos con el centro espacial europeo, y desde entonces, debido a sus diseños bicromáticos había logrado concebir varios modelos de hibernadores fabricados en serie para transportes espaciales con cargamento vivo, y en uno de estos vehículos, se integró él.

sábado, junio 5

La declaración de Randolph Carter

Hace algún tiempo escribí un guión para un cortometraje basado en un relato corto de H.P. Lovecraft titulado "La declaración de Randolph Carter". He aquí el guión integro del mismo título:

Introducción.

Vista de una habitación pequeña y blanca. Ningún tipo de mobiliario salvo por tres sillas, dos de ellas vacías y una tercera ocupada por un hombre amarrado a ella con el conocimiento perdido. Hay varios signos de violencia en su cuerpo, su aspecto es lamentable. Se escucha una puerta abriéndose y se cierra bruscamente. Tras unos segundos de silencio se ve a dos individuos quietos mirando a la persona amarrada. Los dos médicos-psicólogos: un hombre (M.H.: médico hombre) y una mujer (M.M.: médico mujer) se miran. El hombre se acerca unos pasos al individuo amarrado (R.C: Randolph Carter) y hace unas señas para que se acerque M.M. (porta un block de notas) y se siente. M.H. se acerca un poco más a R.C. y lo observa más detenidamente. Al comprobar que está inconsciente, le da unos suaves golpes en la mejilla y suelta algunas palabras enérgicas sin sentido para animarlo. Poco a poco, R.C. comienza a animarse mientras M.H. retrocede unos pasos.

M.H. : (con serenidad y voz pausada) Veo que te vas encontrando mejor. ¿Quieres algo antes de empezar? Una pausa para esperar a que R.C. responda, el cual sólo balbucea algo si sentido. ¿Agua quizás?

(R.C., muy aturdido logra asentir con la cabeza. M.H. hace unas señales con el dedo a M.M.. Ésta se levanta, dejando el block en la silla y sale de la habitación. Sonido de la puerta abriéndose y el portazo al cerrarse. M.H. aguarda en silencio observando como poco a poco R.C. va recuperando la conciencia. De nuevo los sonidos de la puerta y entra M.M. con una botella de agua y un vaso de plástico ya lleno. R.C., aun aturdido bebe torpemente, derramando un poco de agua. M.M. se sienta y comienza a anotar en su block.)

M.H. : Bien... creo que ya podemos empezar... vamos a confirmar primero algunos datos. (M.M. entrega un papel a M.H. y este comienza a leer). Su nombre es Randolph Carter, ¿verdad?

R.C. : (voz un poco apagada aun) Sí.

M.H. : Tiene usted 20 años y nació en Providence ¿no?

(R.C. : Asiente con la cabeza)

M.H. : Bien. ¿Sabes por qué estás aquí, Randolph?

R.C. : No muy bien

M.H. : Voy a refrescarle la memoria: Usted es la última persona que ha visto con vida a Harley Warren. Hay testigos que le vieron camino del Gran Ciprés el pasado 26 de noviembre, es decir, el día anterior a su desaparición. Como ve, tenemos serias dudas sobre su inocencia, señor Carter. Han pasado ya dos semanas.

R.C. : ¿¡Tanto tiempo!? (Contesta contrariado.)

M.H. : Pues sí señor Carter. Se le encontró vagabundeando con un fuerte schock y una perdida total de memoria. Hasta ayer por la mañana no volvió usted en sí. (M.H. mira los papeles). Dígame señor Carter, ¿dónde está Harley Warren?

R.C. : Le repito que no lo sé, ya se lo dije ayer a otros como ustedes. (R.C. mira hacia arriba). Pero sinceramente, ojalá este muerto, es lo mejor que le podía pasar.

M.H. : Mire Randolph: usted es el principal sospechoso. Los dos sabemos que Warren no era una persona muy querida en la zona, pero esa no es razón para matarle y salir tranquilo. Debe saber que mi trabajo es determinar si usted dice la verdad o no. Deme ahora una razón para creer que en realidad tú no le has matado.

R.C. : ¡Yo no le he matado!. Todo el mundo sabe que Harley y yo hemos sido grandes amigos desde hace 5 años e incluso hemos trabajado juntos.

M.H. : ¿Cuál era vuestro trabajo?

R.C. : Nos dedicábamos desde hacía tiempo a oscuros estudios en los cuales él me inició. Me movía una morbosa fascinación más que un verdadero interés. En cierto modo sabía que aquello no podía acabar bien. Empecé a temer un poco a Warren y sus estudios sobre ciertos cadáveres que no se descomponen jamás, sino que permanecen carnosos y frescos durante miles de años.

M.H. : (sorprendido ante los comentarios de Carter) Si tu no le mataste, ¿dónde está Warren?, ¿Quién le ha matado?

(Randolph niega con la cabeza mostrando una mirada aterradora)

M.H. : Pero... estuviste con él aquella noche ¿no es cierto?

R.C. : No puedo negarlo, estuve con él. Ahora empiezo a recordar que es lo que pasó realmente.

M.H. : Dime pues qué pasó, ¿Qué recuerdas?


Flashback

(Intercalación de la escena con la voz de Carter)

R.C. : "Recuerdo sólo algunas cosas. Recuerdo que iba con Warren por el camino del Gran Ciprés, con cuerdas, herramientas... todo tipo de accesorios. No puedo recordar exactamente a donde íbamos, y quizás mi mente se niegue a recordarlo nunca, pero... aquellos vestigios olvidados me hacen suponer que era un antiguo cementerio.

Escena: Numerosas imágenes generales de Carter y Warren caminando con multitud de accesorios por un antiguo cementerio.

Fin de la narración.


Escena sin dialogo:

Carter y Warren caminan hasta detenerse ante una losa. Quitan los rastrojos de la losa y perfilan sus bordes. Con una palanca abren la losa y retroceden unos pasos, quizás debido al fuerte olor. Warren comienza a preparar las cuerdas y saca dos transmisores de la mochila.

H.W. : Siento tener que pedirte que aguardes aquí fuera.

R.C. : ¡Warren! Pero no puedes ir tu solo.

H.W. : Sé que es una locura ir solo, pero aun más loco sería dejar que baje ahí dentro una persona tan nerviosa como tú. No puedes imaginarte ni siquiera por lo que has leído o por lo que te he contado, todo lo que tendré que ver y que hacer.

R.C. : Sabes que soy fuerte, podré aguantarlo. No vayas solo.

H.W. : Ya sé que eres fuerte, pero allá abajo tendré que realizar un trabajo diabólico que exige unos nervios de acero. Además, necesito a alguien en la superficie que conserve su sano juicio y que me sirva de puente entre este mundo y el de ahí abajo.

(Carter, desilusionado, se sienta en el suelo y se lleva las manos al mentón. Warren sigue con las cuerdas.)

H.W. : Entiéndeme, Randolph. La responsabilidad es mía. El peligro de muerte es francamente probable. Pero tranquilo, estaremos comunicados.

(Warren le da un transmisor a Carter. Hacen una pequeña prueba y con las cuerdas y linternas Warren baja poco a poco. Pasan unos segundos. Toma de cámara circular de Carter.)

Click y sonido

H.W. : ¿Me oyes Randolph?

R.C. : ¡Sí! ¿¡Qué pasa!? ¿¡Qué ves!?

H.W. : Esto está muy oscuro. He llegado a unas escalinatas, voy a bajarlas. Ahora te llamo.

Click de desconexión

(Carter expresa mucho nerviosismo e intranquilidad. Pasa un buen rato. Carter da vueltas nervioso sin dejar de mirar la entrada.)

Click y sonido

H.W. : ¡Ahhhhh! (grito de exaltación) ¡Si pudieras ver lo que estoy viendo yo!

R.C. : ¿¡Qué pasa Warren!? (Sonido de radio) ¡Warren!

Click y sonido

H.W. : ¡¡Carter!!...¡Es terrible... increible!

R.C. : ¿¡Qué Warren, qué!?

Unos segundos de silencio de radio...

H.W. : ¡No te lo puedo decir, Carter! Es algo que no se puede imaginar. Ningún hombre podría contemplar esto y seguir con vida.

Unos segundos de silencio de radio...

H.W. : ¡Dios mío, jamás imaginé una cosa semejante! ¡Están ahí! ¡Están ahí!

R.C. : ¿¡Quienes Warren!? ¡Responde de una vez!

Unos segundos de silencio...

Click y sonido

H.W. : ¡Carter! ¡Carter! ¡Corre rápido! Por tu vida, pon la losa y escapa ¡Rápido!

R.C. : ¡Warren, ánimo! Voy para abajo. Tranquilízate. (Carter se acerca a la entrada)

H.W. : ¡Noo! ¡No lo hagas!. ¡Tú no puedes entenderlo! ¡La culpa es mía, es demasiado tarde! ¡¡Corre!!

Carter hace caso omiso y prepara una cuerda

H.W. : ¡Es inútil! ¡Mejor uno que dos! ¡Tapa la entrada!

Click y silencio

Carter se queda paralizado durante unos momentos. Pasado unos segundos deja el transmisor en el suelo y sigue preparándose para bajar.

Click y sonido

H.W. : (Voz tranquila y pausada) Randolph, ya todo da igual... casi ha terminado. Salva tu vida, yo ya nunca más te volveré a ver.

Silencio

H.W. : ¡Maldita sean estas criaturas infernales!... ¡Son legiones! ¡¡Huye Carter!!

Carter cae de rodillas en el suelo, totalmente destrozado. Lentamente coge el transmisor y se lo acerca a la oreja.

R.C. : (voz tranquila y temblorosa) Warren... Warren... ¿Estás ahí?

Instante de silencio...

A Carter se le cae el transmisor. Sigue de rodillas y mirando hacia arriba pega un grito de cólera e impotencia.

Click y sonido

Carter narra entre lágrimas: "...y entonces vino el último click. Era una voz profunda, hueca, gelatinosa, lejana, ultraterrena. Algo inhumano y espectral."

VOZ en el receptor: ¡Loco... Warren ya está muerto!

jueves, junio 3

Cuento Inconcluso 4: La Bendición

Lo más increíble de todo era quizás que la extraña sensación de estar siendo observado por todas aquellas personas. Yo, Alan, estaba sentado allí en el parque, como siempre. La gente pasaba alrededor de mí, los niños juegan en los columpios, las madres pasean a sus hijos de la mano. Vale, todo como siempre, pero ¿porqué siento que todo el mundo me observa?.
La gente hace su vida normal, pero yo noto como estoy en el centro de algo. Quizás yo lo sea.

miércoles, mayo 26

Cuento Inconcluso 3: Kay

-¿Piensas acaso que eres inmune a todo?. ¿Acaso un niño que llora porque no tiene qué comer no es capaz de conmover tu corazón ni siquiera durante un instante?- Morley exhaló la última bocanada de su cigarro y lo miró fijamente. Delante, enfrentado en silencio lo miraba Kay. Ni siquiera la más que preparada ambientación de aquella enorme habitación oscura y tenue lo intimidaba. Su mirada fría delataba que el silencio que mantenía no era un signo de aceptación, ni siquiera de la más leve sumisión.
Sin desviar aquella silenciosa e intimidatoria mirada, Morley seguía apagando su cigarrillo apretándolo contra la mesa.
- Está bien- se resignó Morley -, lo haremos a tu manera.
Kay se marchó. Caminó deprisa por un pasillo de luces fluorescentes estropeadas que intermitentemente mostraban la salida. Bajó unas viejas y oxidadas escaleras y salió a la calle.
Era una tarde de otoño nublada.

Kay miraba pensativo su vaso de café. Miró el sucio reloj en la pared que había tras la barra. Marcaba un poco más de las tres y cuarto pero sabía que serían casi las siete de la mañana. El monótono ruido de la gente no hacía más que dormirle y el condenado café aun estaba demasiado caliente como para beberlo. Alguien abrió una ventana durante un instante y una helada brisa obligó a Kay a reencontrarse con el frío que ya antes había sentido en la oscura mañana. Acercó el café a sus manos para sentir el calor y dar vida a sus dedos y comenzó de nuevo su lucha por no dormirse. Kay divagaba sobre cómo era posible que tanta gente estuviera allí tan temprano. La gente entraba, tomaban sus cafés y se iban rápido, eran las prisas de aquel que tiene que entrar a trabajar.
Entre el bullicio adormilante Kay oyó una breve conversación. No quiso girar la cabeza pero la voz le resultó vagamente familiar. Entonces decidió girarse lentamente y con la mirada perdida entre la gente cerró los ojos y respiró profundamente. Dice mucha gente que fue más o menos en ese instante cuando se le abrió la mente y supo ver mas allá de todo lo que veía y supo oír más allá de todo lo oía.
A Morley le pareció ver por un segundo a Kay sentado en aquella mesa, pero cuando volvió a mirar ya no había nadie, sólo una vaso de café sin beber y una silla aun caliente. Y dicen que de Kay nunca más se supo nada.

sábado, mayo 22

Boda Real y Espiceto

El tan esperado día de la boda real para algunos, y tan odiados por otros. Yo personalmente no me declino por ninguno de los bandos. No soy un fan incondicional de la monarquía ni tampoco un republicano extremista. En estos días ha salido mucho en las conversaciones que todos pagamos esta boda con los impuestos, y sin embargo no nos han invitado. Incluso hay una revista que regalaba una camiseta diciendo esto. Pues no estoy conforme con estas críticas. Felipe es principe de España y por eso tiene esos privilegios. Igual que los cantantes de éxito tienen los suyos. ¿Qué no es lo mismo?, sí que lo es. Cada vez que compre un CD virgen le estoy pagando dinero en cocepto de canon a Bisbal, Bustamente... y toda la mierda que vende en España. Y os aseguro que jamás he grabado ni grabaré nada de ellos. Y sin embargo ahí los tienes, cobrando de nosotros, y nadie se queja. O por ejemplo todos los enfermos de hospitales que consumen recursos de sanidad mientras se mueren por pegarse 30 años fumando. Yo no fumo, aguanto el humo de los demás a todas horas y encima les tengo que pagar los meses o años de hospital para que se mueran a gusto. En fin, que porque tengamos un Principe tampoco nos vamos a morir porque se case una vez en la vida. Es muy triste tener que estar alegrándose por que llueva en la boda, como muchos hacen. Hay que estar muy aburrido para desear que le llueva en la boda de alguien que ni conoces y que encima representa a España (nos guste o no). Además, el hecho de que no haya invitado a la escoria televisiva (Ana Rosa Quintana, Teresa Campos...) y SI haya invitado a la prensa seria (Luis del Olmo, Iñaki Gabilondo...) amen de intelectuales de verdad como Pedro Duque, es un punto a favor.
Ah, y a mi personalmente he de decir que Letizia siempre me ha puesto un taco. Me parece muy guapa, desde que hacía los telediarios.

Cambiando de tercio: Espiceto. Es el topic de esta entrada y tiene su razón. Iba a poner el tercer cuento inconcluso pero buscando me he encontrado con una "cosa" llamada Espiceto, que ni es cuento, ni guión ni nada. Es simplmente "algo" escrito. Así que he pensado que mejor plantarlo aquí y que cada cual saque sus conclusiones ;-))

ESPICETO

Espiceto: Muy bien Eleonor. Veo que lo has comprendido todo, todo, todo.

Eleonor: Pues la verdad es que no me he enterado de nada.

Espiceto: ¿No has entendido nada?.

Mira Papa pone semillita en mamita, y entonces debido a la elongación del latex, es decir, el condón, entonces mama no tiene que tener un aborto como tú.

domingo, mayo 9

Cuento Inconcluso 2: Dalí era gay

Escena 1:

Hombre andando por la calle al atardecer. Se detiene en una esquina y saca una bolsita del bolsillo. Con unos polvillos hace un círculo grande en el suelo y se sienta meditabundo. Poco a poco la gente se extraña del hecho y observa con atención al hombre. Los que se acercan al círculo no pueden evitar extrañamente, como hipnotizados, acercarse y sentarse a su lado en la misma postura. Atención a dos chavales que observan el espectáculo con extrañeza en la cera de enfrente.
Imagen de una azotea, donde un niño, muy serio, coge un papel y escribe algo. Asoma la mano por el borde y sin mirar abajo lo suelta. El papel cae en las inmediaciones de los chavales anteriores que se miran y uno de ellos se agacha para cogerlo. Al cogerlo, plano donde se ve el papel y el antebrazo del chaval: "Ahora te toca a ti". Se lo pasa a su colega que ve un papel en blanco.


Joven 1: Está en blanco.

Joven 2: Pero si ponía...

Joven 1 señala el brazo de joven 2, con cara extraña.

Joven 1: ¿Qué es lo que tienes en el brazo?

Joven 2 se mira boquiabierto el ante brazo, donde pone escrito "Ahora te toca a ti". Joven 2 mira el círculo y ante su sorpresa ve que está completamente lleno, solo queda un sitio libre. Como hipnotizado camina hacía el hueco que queda libre ante la sorpresa de su amigo que permanece con los brazos abiertos. Justo antes de sentarse, otro que llega más rápido que él ocupa su sitio y joven 2 sale como del trance. Se mira el brazo y no tiene nada.

Escena 2

Título: cinco meses después
Llamada de teléfono.


Espiceto: Eh... ¿está Frenillo por ahí?

La mamá: Sí, un momento. Ahora se pone.

Al otro lado del teléfono: ¡Frenillo! ¡Frenillo! ¡Qué! ¡Qué te llaman por teléfono!

Frenillo: ¿Quién es?

Espiceto: Frenillo. Mira, que no puedo salir contigo, tengo que ir al dentista...

Frenillo: Sí, claro, sí. Si fuiste hace una semana.
Espiceto: Bueno, vale. Es que verás: me gusta una chavala, necesito conocer y asociarme a otras personas. Tú tienes que entenderlo, siempre serás mi amigo. Pero compréndeme… tu no eres mi tipo.

Frenillo: Ya, ya. Ya sé lo que te pasa: tienes miedo de volver a verlos.

Espiceto: Bueno, vale. Me has descubierto. Desde que tuve aquella mítica experiencia no he vuelto a dormir tranquilo. Tengo miedo de salir a la calle.

Frenillo: ¡Pero si fue hace meses!

Espiceto: Ya, pero puedo volver a verlos.

Frenillo: Venga, déjate de tonterías. Siempre lo mismo y acabas saliendo. Sabes perfectamente que esos eran unos locos de turno.

Se escucha de fondo: ¡cuerga yaa!

Espiceto: Oye, tengo que irme. Te llamo más tarde, ¿vale?.

Frenillo: Vale, hasta luego.

martes, mayo 4

Cuento Inconcluso 1: CIRRUS IX

La muralla se extendía desde la frontera con el mar, hasta los mismísimos cielos rojos del planeta Cirrus XI. Evidentemente, todo aquello formaba un espectáculo visual aterrador, por la magnitud de las dimensiones y a la vez hermoso, por su grandeza y equilibrio. Construida miles o tal vez millones de años antes, por una inteligencia superior desaparecida por siempre de todo recuerdo, mostraba unos relieves a simple vista insignificantes, pero que tras un estudio más minucioso y observador, mostraban figuras de perfil vagamente cefalópodos, muy parecidas a diversas criaturas acuáticas del desaparecido planeta Tierra. Pero claro, en Cirrus nunca ha habido agua.
Las primeras colonizaciones humanas del planeta, fueron dirigidas con la especial atención de estudiar la muralla. Debido a la ausencia del líquido vital, se construyeron varios generadores de agua pura y se crearon varios pantanos, donde tras el paso acelerado artificialmente del tiempo, el agua mezclada con los minerales de la superficie, produjeron miles de hectolitros de agua potable.

Durante miles de años después, y tras la desaparición de la raza humana con un último descendiente desaparecido lejos, muy lejos del sistema solar, la vida del muro continuó su apacible rotación por los siglos de los tiempos. Miles, o tal vez de millones de años después cumplió su principal objetivo. En el momento que la colisión del asteroide, un asteroide cuyas partículas fueron miles de años atrás parte del hermoso planeta terrestre.

domingo, mayo 2

El Capitán

Para empezar este blog he aquí una pequeña historia que escribí sobre un sueño que tuve hace ya mucho tiempo. Empieza así...


El capitán del barco era un hombre muy serio y callado. Sólo hablaba cuando hacia falta. De hecho, tardó varios días en dirigirme la palabra.
El barco era un barco cualquiera, uno muy modesto. Precisamente ese era su objetivo. Allí amarrado en el puerto no llamaba la atención. Un antiguo barco de pescadores, sujeto por viejas cuerdas, inmóvil viendo pasar el tiempo. Parecía que había sido hecho para estar allí, sin moverse de aquel lugar.
En su parte trasera tenía muchas lonas negras cubriendo cacharros y viejos trastos. En su parte delantera, pequeños ojos de bueyes iluminados mostraban que allí vivía la tripulación.
En realidad no sé muy bien porqué llegué allí, es un pensamiento muy confuso. Creo recordar que me trajo un amigo, un antiguo tripulante al que el capitán había echado. Una mujer me enseñó el barco. Ni que decir tiene que todo aquello me sigue siendo muy confuso. No recuerdo cuanta gente componía la tripulación, ni siquiera recuerdo el nombre de alguno de ellos. Apenas sólo unos rostros familiares como cortos recuerdos desvanecidos en el pasar de los años me vienen a la cabeza.
Lo que si recuerdo es que había mucha tensión. Era importante disimular bien y teníamos turnos de paseos por la cubierta para parecer una tripulación normal. Cuando el capitán tenía algo importante que decir, lo hacía dos veces. Primero a media tripulación, mientras los otros se dedicaban a disimular haciendo las faenas del barco, y después a la otra mitad.

Yo siempre supe que ese no era mi lugar. Lo que quiero decir es que realmente yo no pertenecía a aquel mundo y ni siquiera sabía con certeza cuanto tiempo estaría allí. De lo que no tenía ninguna duda era de que volvería, aunque en ese preciso instante no me correspondiera aquel lugar.
A pesar de todo, hacía falta una idea para poder llevar a cabo el objetivo y yo la tuve. Quizás ese era el motivo por el que estaba allí. Al principio nadie me hacía mucho caso, pero después de hablar varias veces con el capitán logré convencerle. El final era tan inminente que nos reunió a todos en un amplio camarote. Recuerdo que alguien se quedó en la puerta vigilando.
Allí había una vieja pizarra y tizas, así que expliqué delante de todos, en aquel mundo de fantasías y sueños, como se fabrica un barco que vaya bajo agua. Expliqué como poniendo una barca al revés, bien recubierta de resina y con sus contrapesos necesarios se podía conseguir una burbuja de aire bajo ella en la que podrían respirar varias personas.
Con el paso de los días, la idea del modelo se fue mejorando, y poco tiempo después ya se pusieron a construirlo.
No sé si consiguieron fabricarla, o si llegaron alguna vez a probarla, porque para ese tiempo yo ya había desaparecido.